Cada día todo es más pequeño y más liviano, como si los seres humanos estuviésemos mutando en Hobbits petisos y patones imposibilitados de utilizar aparatos de más de 10 gramos de peso.
Pero, para que hoy todo sea mínimo y etéreo, primero debió ser ridículamente enorme, pesado y tan poco práctico como rascarse la oreja con el dedo gordo del pie.
Si no, miremos este ejemplo: hace 30 años nacía la primera computadora portátil. Portátil es un decir: el mamotreto pesaba 11 kilos. Con 64 Kb de memoria RAM y una pantalla que sólo permitía mostrar 52 caracteres por línea de texto la antecesora de las actuales laptops se nos revela como una verdadera bazofia. Pero, si no hubiese sido por ella, la Osborne 1, hoy por ejemplo no podríamos disfrutar de la inigualable sensación de escribir estupideces en nuestros blogs mientras tomamos café en una plaza. Todo un avance para la humanidad.
Por eso, gracias Osborne 1, y ¡feliz cumpleaños!