1- El 80% de los clientes y/o colaboradores eventuales suponen que trabajar desde la casa es sinónimo de llevar la oficina encima. Por lo tanto, no importa la hora, el día de la semana, o si nos encontramos en el funeral de nuestra abuela Cuqui, tendremos que estar preparados para recibir todo tipo de llamadas telefónicas desubicadas con consultas laborales.
Consultas que, aunque versen sobre la inmortalidad del caimán australiano, deberemos responder con la mayor celeridad, por temor a perder al cliente y/o colaborador.
2- Si su jornada depende de la buena voluntad de las compañías que ofrecen Internet y las ganas que tengan de brindarle ese servicio que usted paga religiosamente (y que le cuesta un ojo de la cara) usted se despierta sabiendo que su día va a ser un calvario.
3- Trabajar en un bar no es bohemio, tampoco es divertido. Ni siquiera es inspirador. No queremos mostrarle al mundo que tenemos laptop. Es, simplemente, un recurso extremo para respirar aire que no esté viciado por nuestros propios humores corporales o, generalmente, para conseguir esa conexión a Internet que nuestra compañía (a la que le pagamos religiosamente cada mes) perdió la voluntad de darnos.
4- El 100% de los clientes desean que trabajemos gratis para ellos. Por lo tanto, “¿Qué te puedo cobrar?” no es una buena manera de comenzar una negociación sobre el precio de nuestro trabajo. Es más, estamos en condiciones de afirmar que es la peor.
Por eso, querido teletrabajador: aprende a valorarte y no hagas caso a las caras y gestos de tu cliente (generalmente un miserable) o terminarás viviendo debajo de un puente.
Consultas que, aunque versen sobre la inmortalidad del caimán australiano, deberemos responder con la mayor celeridad, por temor a perder al cliente y/o colaborador.
2- Si su jornada depende de la buena voluntad de las compañías que ofrecen Internet y las ganas que tengan de brindarle ese servicio que usted paga religiosamente (y que le cuesta un ojo de la cara) usted se despierta sabiendo que su día va a ser un calvario.
3- Trabajar en un bar no es bohemio, tampoco es divertido. Ni siquiera es inspirador. No queremos mostrarle al mundo que tenemos laptop. Es, simplemente, un recurso extremo para respirar aire que no esté viciado por nuestros propios humores corporales o, generalmente, para conseguir esa conexión a Internet que nuestra compañía (a la que le pagamos religiosamente cada mes) perdió la voluntad de darnos.
4- El 100% de los clientes desean que trabajemos gratis para ellos. Por lo tanto, “¿Qué te puedo cobrar?” no es una buena manera de comenzar una negociación sobre el precio de nuestro trabajo. Es más, estamos en condiciones de afirmar que es la peor.
Por eso, querido teletrabajador: aprende a valorarte y no hagas caso a las caras y gestos de tu cliente (generalmente un miserable) o terminarás viviendo debajo de un puente.
Hasta la próxima.
Las 4 verdades anteriores aquí.
12 comentarios:
me RE da envidia el teletrabajo
Pues lo mío es un negocio online ;O) Así que las cuatro verdades son ciertas, pero para mí, lo más difícil es sin duda: Trabajar sola!
MyN tiene sus cosas... pero hoy, no se lo recomendaría a nadie! (El horno no está para pastelitos)
Nadia Es verdad, yo también trabajo sola, y para no enloquecer me puse un blog... y ahora enloquezco públicamente!
un beso
que linda nueva imagen!!! abrazos infames a la decoradora...
Muchas gracias! Me alegro que les guste.
(Nos cambiamos la peluca... porque la otra se nos voló.)
un abrazo ciberviviente a las socias vitalicias de este blog!
Yo creo que la mejor opción es quedarse en casa, y no trabajar. Quedarte jugando a la play hasta que se te acabe la indemnización. Si, definitivamente voy a hacer eso.
Laucha Su idea es muy tentadora, si la lleva adelante lo aplaudiremos de pie.
Este blog aboga por la buena vida (que por definición carece de cualquier tipo de obligación laboral)
saludos!
Yo me quedo con Laucha jugando a la play también, eh? Si eso que me haga sitio en el sofá xD
Pharpe Imaginamos que si usted aporta parte de su indemnización, seguramente Laucha lo recibirá con los brazos abiertos...
Qué lindos lazos humanos se arman en este blog. Ya me siento Franco Bagnato (soy la única que recuerda a Franco Bagnato?).
No sos la única. Y mi abuela, qepd, estaba enamorada de él.
Recuerdo su cara de nada absoluta...
Entonces, ya que lo recordamos, me pregunto: ¿Facebook mata Franco Bagnato?
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