Haciendo eco de un post que colgué ayer en la sucursal de acá a la vuelta, me quedé pensando en todos aquellos aparatos que usamos diariamente y que cada vez duran menos.
Por expresa voluntad de sus fabricantes, que no se saben qué harían con los tres quichillones de ipods que fabrican cada día si no fuera porque los que vendieron ayer se romperán a las dos semanas; o por nuestra torpeza, despreocupación o estupidez, aquello que usamos todos los días está destinado a romperse.
Tarde o temprano (y yo prefiero que sea tarde, pero no me sale.)
Por eso, queridos lectores... ¿qué electrónico, electrodoméstico o tecnología de nuestra vida cotidiana debería salir en versión irrompible?
Yo voto por el celular. Estoy harta de que salga volando de bolsillos, carteras y cinturones y se escrache contra la vereda en mil pedazos. Que cada vez lo hagan más chiquito y finito y poco maleable.
Que las tapitas se doblen, cuelguen inútiles o las pantallas mueran sin previo aviso.
Y ni hablar del poder de atracción que tiene con el agua. (Aunque a decir verdad la que tiene problemas con el líquido y los electrónicos soy yo.)
Estamos podridos de las cosas que se rompen.
Así que, querido lector, a usted ¿qué le gustaría dejar de romper?