abril 05, 2010

No aclares que oscurece

De la ingente cantidad de situaciones que me crispan los nervios (y constátese que “crispado” es el talante de moda) hay una que veo reproducirse de manera exponencial y por la cual amorataría globos oculares sin miramiento alguno: hablo de “el celu-mocoso”.
Es ese pichón de flogger que no sabe cómo atarse los cordones pero que posee teléfono celular, gracias a la magnanimidad de sus progenitores, a los que les dirige la palabra sólo para solicitarles nuevos productos de última moda, y para más eficiencia, lo hace por SMS.
En mi descomunal ignorancia, infinidad de veces me he preguntado ¿para qué catzos puede querer un niño un celular? O mejor, ¿qué clase de humanoide cree que un niño necesita semejante aparato?
Nadie sabía aclarar esta cuestión, hasta que me topé con la respuesta. En ese lugar en el que se encuentran todas las respuestas (después de  Google): en la TV.

Las compañías de celulares, no contentas con afirmar que la infelicidad y desazón frente a nuestra condición de mortales se terminarán el día que poseamos un teléfono con cámara de fotos, mp3, rastreador satelital y grill para el chori, van más allá y hoy se lanzan sobre las mentes en desarrollo de nuestros pánfilos bisoños, explicándoles por qué un teléfono móvil les puede cambiar la vida.

Entonces veamos: ¿para qué catzos puede querer un niño teléfono celular?
Dice la publicidad:

- Para sentirse… ¡libre!
Estimados homúnculos propagadores de clichés a mansalva: por los niños que aparecen en su publicidad, dudo que su mensaje se refiera a la abolición del trabajo infantil o alguna causa semejante. Entonces, ¿de qué clase de libertad estamos hablando?
A no ser que sus madres los tuvieran encerrados en una jaulita, no encuentro lugar más libre que la niñez. Ni herramienta más inútil para lograr libertad que un teléfono móvil.
 
-Porque donde quiera que estés, estás comunicado.
Si tenés algún inconveniente, te quedás tranquila.
Oh, humanoide que te autodenominas “creativo”, la utilización de la inseguridad y el miedo como argumentos para que la gente haga cualquier estupidez no son nada originales. Lo utilizan el 90% de los gobiernos actuales.
Y, además, dan asco.

- Y lo mejor, manejás tus cosas desde cualquier lugar.
Oh, ¡por las faldas de Fortuna! Un niño que apenas sabe pronunciar su línea “maneja cosas”. ¿Estaremos frente a una raza de superdotaditos que, amparados en su imagen angelical, están planeando dominar al mundo?
Ah, no. 
“Manejar tus cosas” quiere decir darle órdenes a tu madre, que en este momento se encuentra comprándote calzones. “Ositos no”, dirás por mensaje de texto, y tu madre, que es toda obediencia y dedicación te comprará el calzón del hombre araña. 
 
- Llevas tu música a donde quieras (es decir, la llevás al encuentro con el embolante del abuelo así se pasa más rápido)
- y guardás tus mejores recuerdos.
¡Claro! Tus mejores recuerdos sos esos que atesorarás por el resto de tu vida, esos momentos mágicos, de risas, con tus amigos… 
Ah no. Tu mejor recuerdo es la foto de la guardavidas de la pileta.
Qué hermoso.  
 
Ahora sí entiendo todo. No hay nada como ser niño: todo futuro.
Futuro paranoico, futuro machista, futuro consumista... 
Futuro garca. 
No hay nada como tener tu primer celular. Porque el celular nos hará libres.
Más claro, echale agua.  

1 comentario:

Michelle Durán dijo...

Creo que la solucion es volver a los mensajes de humo .

Y punto . Para dejar tanta basura
a un lado. :)

jajaja. SALUDOS: