octubre 19, 2009

A cuerda

Lo vemos por todos lados: el último alarido de la tecnología es el touchscreen. Eso quiere decir que nuestros teléfonos móviles, aparatos reproductores de música y demás extensiones corporales 2.0 comienzan a ser sólo pantallas planas.
Ya no hay lugar para las teclas, ni para los botoncitos.
Las rueditas son cosas de la era paleozoica.


Y yo, debo ser un dinosaurio.

Ya he comentado mi incapacidad para recordar mi número de teléfono móvil. Hoy debo reconocer otra limitación: soy una verdadera torpe con las pantallas táctiles.

Si quiero seleccionar un ícono aprieto 200 y se me tildan los aparatos. Eso de agrandar fotos en una pantalla moviendo sólo dos dedos me resulta cosa e' mandinga.
Y buscar música en un ipod es casi imposible. A los diez minutos de errarle al tema que quisiera escuchar termino por dejar que el destino musicalice mi vida.

Será una antigüedad, pero a mí me gusta oir el ruido del teclado cuando escribo.
El zapping perdería todo significado si no pudiera apretar cada vez con más fuerza y más rápido la flechita que cambia de canal.
O me volvería loca si no pudiera apretar el botón de "end" cuarenta veces para estar segura de que corté la comunicación.

Adoro los teléfonos con disco. Esos que hacen ruidito de ida y de vuelta. Y no me vengan con reproducciones digitales.

Seré una antigua. Es que más que a batería, me parece que yo, funciono a cuerda. 

 

  

2 comentarios:

Malhumoretti y Neptuno dijo...

que lindo final! me pasa bastante eso de toquetear touchescrines sin querer, ni habla con las notebooks cuando mi muñeca hace estragos con el cuadrado espejado que simula un mouse. Infame!

m

Unknown dijo...

Es verdad, nada más engorroso que pegarle a algo con el puntero utilizando esa porquería y no tocarlo sin querer...

Para eso se aplicaría un nuevo refrán popular "borrando con la muñeca lo que se escribió con el dedo".