enero 28, 2010

Cuatro verdades nobles. Hoy, ¡explotó el verano!

1. Tema: la vaca
No importa cuán moderno e interconectado con el mundo esté. Por teléfono, en facebook, en twitter o por altoparlantes (?) usted no hablará de otra cosa que de las altas temperaturas. Su discurso podrá variar en la forma, pero se podría resumir con la frase ¡puf, qué calor!, generalmente originando todas sus conversaciones.
(Y si tiene un blog, se dedicará a escribir al respecto, porque todos sabemos que lo suyo no es la orginalidad.)

2. 39°... de fiebre
Pasar de 40° a la sombra a los 12° que reinan en oficinas, locales y demás establecimientos, no le hará muy bien a su sistema inmunológico, que se desquiciará, dejándolo hecho un trapo de piso. Esta situación se agravará si usted se dedica a la cadetería o al reparto de algún producto. Se estima que el 60% del verano lo pasará enfermo y moqueando por los rincones. (Y es una verdad actimel que ese producto le será inservible para prevenir estas situaciones.)


3. La sal no sala... y la heladera no enfría.
Usted se percatará de la poca respuesta de sus aparatos electrónicos solamente cuando el termómetro llegue a los 50°  y en la televisión le deparen una muerte segura por achicharramiento neuronal.
Su heladera estará tibia, su aire acondicionado servirá muy bien como estufa, y las paletas del ventilador darán - en promedio- una vuelta cada dos minutos.
Situación que no podrá modificar, a no ser que le pida un crédito al Banco Mundial para pagarle al service.  


4. ¿Luz? Al fondo del túnel.
Quizás usted sea una persona precavida, tenga plata o suerte, y sus electrónicos funcionen como es debido. No importa. La empresa que brinda el servicio eléctrico, asaltada por el uso multiplicado de aires, heladeras y ventiladores por parte de la población, explotará en mil pedazos convirtiendo su vida en la de un colono del 1800. (Quizás es una forma creativa de festejar el bicentenario.)

enero 22, 2010

Cómo sentirse un inútil, rápido y gratis

Ser nativo digital es una cosa. Está bien que durante el parto la enfermera se haya visto complicada para contarte los deditos de la mano, porque ya venías sosteniendo un mouse óptico. 
Pero ser ingeniero en sistemas de Microsoft, a los nueve, es un poco demasiado.

Primero, porque a los nueve años deberías estar mirando Los padrinos mágicos, pidiéndole a tus padres los muñequitos de Ben 10 alien force, o decerebrado frente a la Playstation 3000.
Segundo, porque estás siendo explotado por Satán.

Y sobre todo, por respeto a tus mayores. Caracho.    

enero 19, 2010

Y a usted, ¿cómo lo cambió internet?

Hace unos días leí una nota en la que intelectuales y estudiosos del comportamiento humano y sus adyacencias respondían una pregunta: ¿cómo cambió internet tu forma de pensar?
Como sabemos, nadie vendrá a hacernos esa pregunta a nosotros, que con suerte manejamos la regla de tres simple. Entonces decidí responderla sin necesidad de que nadie preguntara.
¿Cómo nos cambió internet?
Veamos:

1- La interrupción es la madre del borrego
(Y sí, el borrego es usted)
No importa lo que uno esté haciendo, ni la importancia que esto posea, estará destinado a interrumpirlo un millón y medio de veces para prestarle atención al otro millón y medio de pestañas que tiene abiertas.
Su vida puede depender de ese mail que le está redactando al jefe, y que antes escribía de un tirón.
Ahora, la tentación es más grande, y en el medio, revisa cuentas de correo, chatea por msn, lee el diario, los feeds, y de paso, el tratado sobre la evolución de la especies de Mirtha Legrand.
No sabemos cómo, pero de pronto todo es importante, y urgente, y necesario.
Todo, excepto eso que había comenzado. Y que sólo volverá a su mente cuando sea echado a la calle de una patada.

2- Todo resulta demasiado largo
(Estamos hablando de internet, no se ponga tan contento)
Producto del apartado anterior, uno puede hacer doscientas cosas al mismo tiempo, mientras cada una le lleve milésimas de segundo.
Por ejemplo, uno puede leer 5 o 6 diarios, y hacerse el interesante en las reuniones comentándoselo a sus conocidos.
Sin embargo, "leer el diario" es un eufmemismo que significa recorrer los títulos, detenerse en alguna bajada y seguir adelante.
Un texto de una carilla le parece exagerado, aunque intente explicar el origen del universo: con dos o tres conceptos básicos es suficiente, o mejor, con una infografía.

3- Opinar es lo primero. Saber es accesorio.
Y por último, y como consecuencia de lo anterior, usted se ha convertido en el entrevistado perfecto para los movileros de los noticieros de la TV.
Como "lee" seis diarios, 40 blogs y otros tantos medios, se siente capacitado para hablar casi de cualquier cosa.
En realidad no sabe un pito de ninguna, pero eso es lo de menos.
Porque si su interlocutor descree de sus palabras y cuestiona sus fuentes de información, usted, muy orondo, responderá con la famosa frase "estoy seguro que lo leí en algún lado"... ¡y asunto resuelto!

enero 08, 2010

Estamos en contra: hoy la manía 3D

Resulta que ahora lo más ultra archi moderno que se le puede pedir a una película es que sea en 3D. No importa si la trama es una bazofia, ni siquiera importa si es que hay algo parecido a una "trama"; lo mejor que puede tener un largometraje (siempre quise decir largometraje, como una erdiosita seria) son los efectos especiales que se te vienen encima, y parece que te tocan y todo eso.



Un rato está bien. Pero si a partir de ahora todo lo vamos a tener que ver con esos anteojitos (que te marean, son sucios y siempre te quedan mal puestos porque fueron diseñados por un niño de 4 años), decía, si todo será 3D, vamos mal.

Porque ya no sólo será el cine, también habrá TV 3D.
Imagínome un grupo de humanoides (varones mayormente) apostados frente a una  TV,  munidos de los anteojos reglametarios, medio beodos, y queriendo atajar una pelota, patear un  penal o escupiendo al árbitro porque creen estar dentro del campo de juego.

Ah, ¿eso ya lo hacen sin 3D?
¿Ven?, entonces, ¡no lo necesitamos!

enero 05, 2010

Que eso no se dice, que eso no se hace, que eso no se toca

Nunca fui muy buena con las relaciones diplomáticas,  lo que me ha causado no pocos problemas, en especial con jefes y demás humanoides, que no comprenden que la sinceridad es lo principal. Aún cuando por sinceridad entendamos decirle a alguien que es un pelmazo.

En mi experiencia como ciberviviente, pasa lo mismo. Con el tiempo me dí cuenta que en la webósfera y adyacencias existen ciertas reglas, informales, que vendrían a ejercer la función de un manual de modales

No las podría enumerar con exactitud porque, como dije, no soy buena para esas cosas. Por eso, elaboraré algunas teorías ad hoc, en este caso sobre las reglas bloggeriles. No prentendo confirmarlas, y mucho menos segurilas. Seguiré por la vida cosechando verdades (y golpes al mentón).



Si me comentás, te comento. Si me seguís, te sigo.
Creo haber encontrado varios cibervivientes que se rigen por esta máxima. No importa mucho si tu blog es de física cuántica y el de ellos de cine polaco. Una vez que hayas comentado, te devolverán la "gentileza" diciendo alguna cosa en tu última entrada (en general cualquier banana: es muy difícil encontrar un cinéfilo polaco que también sea físico cuántico).
No soy de este tipo de gentes, quizás por eso no paso de las 3 visitas diarias.


Nunca comentarás cualquier verdura, o serás catalogado como bucador de prensa (o como cinéfilo polaco).
Este es un caso de mala educación: aquellos que se meten en el blog "de moda" y dicen alguna gansada sólo con el objetivo de llevar visitas a su propia página.
Por el contenido de sus comentarios se sabe que ni siquiera leen lo que se ha posteado. Suelen reptir una frase o decir "qué bueno", aún cuando el post hable de la muerte de un ser querido.
A mí no me molestan en lo más mínimo. Jamás tuve un blogger que se colgara de mi fama (quizás sea por la inexistencia de la misma, aunque eso no está comprobado.)

El blogger responsable le responde a sus comentaristas.
Yo no sé si es por buena educación o por el sólo hecho de aumentar el número de comentarios frente al visitante desprevenido... Como si uno fuera a leer la cantidad de estupideces que se postean en ciertos bogs sólo porque una caterva de desconocidos también lo hace.
Noooo... ¿no?

Nunca comentarás barbaridades del estilo de "hay que matarlos a todos" ni insultarás al autor de un blog. O serás catalogado como buscador de prensa, o como un reverendo imbécil, o ambos.
Otro método de publicidad bastante penoso es el de aquél que comenta alguna burrada para que los lectores vayan a comprobar a su página si realmente se trata de un energúmeno o sólo estaba bromeando.
No hace falta que se molesten en averiguarlo: se trata de un energúmeno.

Tarde o temprano deberás perder tu anonimato
El 80% de los bloggers tiene problemitas, de todo tipo (basta con leer lo que escriben para saberlo). El más difundido es su asociabilidad. Por eso se ponen nombres ridículos como MateConDuraznos para resguardar una identidad que en realidad a nadie le interesa develar.
Hasta que, a su alrededor comienzan a armarse encuentros, festejos, y ágapes dirigidos a bloggers y demás cibervivientes. 
Seguramente sea de buena educación asistir a alguno de esos encuentros.
Pero me imagino entrando a un bar y preguntándole a una chica si es Malhumoreti, Neptuno o Perez (y también me imagino recibiendo esa mirada tan característica: de lástima), y decido que los buenos modales pueden quedar para otro día.





Seguiré indagando el mundo ciberespacial para encontrar más reglas. Y no seguirlas.

¡Nos vemos pronto!