1. Tema: la vaca
No importa cuán moderno e interconectado con el mundo esté. Por teléfono, en facebook, en twitter o por altoparlantes (?) usted no hablará de otra cosa que de las altas temperaturas. Su discurso podrá variar en la forma, pero se podría resumir con la frase ¡puf, qué calor!, generalmente originando todas sus conversaciones.
(Y si tiene un blog, se dedicará a escribir al respecto, porque todos sabemos que lo suyo no es la orginalidad.)
2. 39°... de fiebre
Pasar de 40° a la sombra a los 12° que reinan en oficinas, locales y demás establecimientos, no le hará muy bien a su sistema inmunológico, que se desquiciará, dejándolo hecho un trapo de piso. Esta situación se agravará si usted se dedica a la cadetería o al reparto de algún producto. Se estima que el 60% del verano lo pasará enfermo y moqueando por los rincones. (Y es una verdad actimel que ese producto le será inservible para prevenir estas situaciones.) 3. La sal no sala... y la heladera no enfría.
Usted se percatará de la poca respuesta de sus aparatos electrónicos solamente cuando el termómetro llegue a los 50° y en la televisión le deparen una muerte segura por achicharramiento neuronal.
Su heladera estará tibia, su aire acondicionado servirá muy bien como estufa, y las paletas del ventilador darán - en promedio- una vuelta cada dos minutos.
Situación que no podrá modificar, a no ser que le pida un crédito al Banco Mundial para pagarle al service.
4. ¿Luz? Al fondo del túnel.
Quizás usted sea una persona precavida, tenga plata o suerte, y sus electrónicos funcionen como es debido. No importa. La empresa que brinda el servicio eléctrico, asaltada por el uso multiplicado de aires, heladeras y ventiladores por parte de la población, explotará en mil pedazos convirtiendo su vida en la de un colono del 1800. (Quizás es una forma creativa de festejar el bicentenario.)