¿Cuantas veces, oh lector torpe y atolondrado, ha quedado como un nabo a cuerda ante su más reciente conquista (o su madre, suegra e incluso su sobrinito de tres años que lo mira azorado frente a tanta estupidez acumulada), con los ojos como platos y la boca de un bagre recién sacado del agua frente a una puerta que se resiste a sus maniobras de apertura? ¿Cuántas veces leyó "empuje" en esos cartelitos inmundos que cuelgan de las susodichas puertas, y usted, obediente pero disléxico mental, tiró de la manija? ¿En cuántas oportunidades, esta situación lo llevó a darse un hermoso cabezazo contra el vidrio, para diversión de todos los presentes?
Tenemos una buena noticia: ya no más humillación (no con las puertas, por lo menos).
Un señor coreano, seguramente harto de hacer el ridículo frente a todo el mundo, ha inventado una puerta que, para ser abierta, no precisa de la actividad de nuestros cerebritos calcinados por tanta Playstation y jueguitos de Facebook. Una puerta que, con sólo mirarla, sabremos cómo abrir, sin necesidad de carteles, gritos del acompañante del estilo "dice tire, estúpido" y cosas semejantes.
Un invento de esos que no sabemos cómo no se le ocurrieron a nadie hasta ahora, destinado a hacer nuestra vida un poco menos miserable.
Aplausos para el señor coreano.
Hasta la próxima.
Ciberviviendo: un blog que empuja, que tira, pero que no sale a ninguna parte.
1 comentario:
me facilitaria demaciado la vida jaja pero también, existen las puertas que se abren solas, esas si son anti-boludosjajaja
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