mayo 26, 2010

Twittear, del latín tuíterus

Hace un tiempo (inmenso para la internet) este blog se dedicaba a hacer algunas recomendaciones para la utilización de una red social que últimamente está en boca de todos: Twitter. (Eso es tener visión para las cosas inútiles.)
Hoy, que el 70% de la población mundial tiene Twitter, aunque no sabe bien para qué, agregaremos algunos conceptos más, y sacaremos de la ignorancia y el oprobio general a aquellos humanoides que hacen gala de la más profunda estupidez en 140 caracteres.

1. ¡Yoko Ono no te conoce!
Querido homúnculo cuya necesidad de ser reconocido por algún ser viviente que no sea su perro es patológica: seguir a una persona conocida (como por ejemplo un actor, cantante, o un político) y que la susodicha persona haga lo mismo contigo de ninguna manera significa que te hayas convertido en su íntimo amigo. 
Lamentamos comunicarte que a Barack Obama le importa un pito quién eres, si en este preciso momento te estás duchando, y, en gran parte de los casos, ese que tuitea ni siquiera es Barack Obama sino algún epleaducho que cobra un dinero por pasar por él.
Así que por todos los santos, no andes diciendo lleno de orgullo que Yoko Ono te está siguiendo, como si supiera quién eres. Yoko Ono está demasiado ocupada fumando porquerías en su mansión y pergeñando la manera de separar a los Rolling Stones. 
(Y si realmente quiere ser tu amiga, yo me cuidaría las espaldas.)

2. Mejor contate otra cosa
Los inventores de esta red social tan particular, comenzaron haciendo una pregunta, como motor para el origen de los tuits: "qué estás haciendo", lo que les llevó a comprobar empíricamente que un millar de homúnculos haciendo públicas sus aburridísimas existencias no tenía mucho punch. Y temiendo perder millones, cambiaron la pregunta a "qué está pasando". Traducido al cristiano: contá algo interesante o callá (si es posible para siempre).
Como era de esperarse, nadie hizo mucho caso al cambio, y el 80% de los tuits son frases celébres como "me estoy comiendo una milagna con fritas".
Así de rebelde es el homúnculo promedio.

2 comentarios:

Michelle Durán dijo...

Increíble que yo tenga las santas bolas de decirte : "oye, sí, tienes razón " aún cuando...
¡ tengo TUITER! , jajajaja .
pero no lo uso . ¿ Eso me salva? , jaja, saludos . :)

Unknown dijo...

Nada de santas bolas (voy a acuñar esa frase)... Yo también tengo Twitter, y hago todo lo que no debería.
Porque dicen los sabios: haz lo que yo digo, que yo haré lo que se me venga en gana!
;)