Ya he expuesto mi incapacidad para recordar el número de celular, utilizar pantallas táctiles, y en general, escribir cosas interesantes en un blog.
Hoy, sumaré a esta profusa lista de inutilidades, una que no le debe haber cambiado la existencia a nadie, pero que me persiguió durante toda mi juventud:
Soy de terror jugando al buscaminas.
No sé si por estupidez lisa y llana o por ansiedad patológica. Mi "estrategia" para con el juego es hacer click en cualquier lado, hasta morir explotada. Ninguna reflexión, pensamiento racional y/o utilización de banderines.
Es más, los banderines los descubrí de casualidad. Todavía no entiendo muy bien para qué están.
Por todo lo dicho, nunca comprendí a la gente que podía pasar más de cinco minutos jugando a eso. Que la había. Porque recordemos que en la era paleozoica de la computación, los juegos que traía el office eran la única salvación para el oficinista dado a las tareas improductivas.
Lo que me pregunto es: hoy, con los juegos en red, twitter, fb y la mar en coche, ¿alguien sigue jugando al buscaminas?
Un interrogante de hondo contenido humano, que seguramente los dejará toda la noche en vela...
Y con eso me despido. Hasta la próxima.
Ciberviviendo, un blog que plantea esas preguntas que nadie hace.
Porque las respuestas no interesan en lo más mínimo.
2 comentarios:
sí... yo
no es mi culpa que en mi trabajo estén bloqueados todos los juegos en red y que la máquina no soporte otros...
porque no, no es que me gusta y me entretiene... ni ahí! :P
jajajajajajajajajajajajaja ni que hablaras de mí
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