Esta escucha huidiza, que no puedo capturar más que con retraso, me incita a un pensamiento sórdido: consagrado perdidamente a seducir, a distraer, creía, hablando, desplegar tesoros de ingenio, pero esos tesoros son apreciados con indiferencia; derrocho mis "cualidades" por nada: toda una excitación de afectos, de doctrinas, de conocimientos, de delicadeza, toda la brillantez de mi yo, viene a apagarse, a amortiguarse en un espacio inerte (...) lo que está desfasado está inmediatamente de más: mi palabra no es propiamente hablando un desecho sino más bien "un artículo sin venta": lo que no se consume en el momento (en el movimiento) y va al mortero.
Roland Barthes
Fragmentos de un discurso amoroso
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